miércoles, 12 de noviembre de 2008

La Biblia

Creemos que la Biblia es -toda ella- Palabra de Dios.

Que las diferentes versiones nos ayudan a comprender el Espíritu que la inspira.
No hay una versión que sea superior, por ejemplo: cuando apareció la RV1960, aquellos que usaban la RV1909 decían que solo esta última versión era Palabra de Dios. Después apareció la RV1995, y ocurrió lo mismo con quienes usaban la RV1960. Posteriormente apareció la NVI (Nueva Versión Internacional) y los que usaban la RV1960 dijeron lo mismo.
Otros prefieren leer la Biblia Interlineal -las palabras griegas con su literal traducción en español- ya que dicen que así se evitan los gérmenes interpretativos errados. Sin embargo, esto no asegura que hagan una correcta exégesis o una adecuada hermenéutica tampoco.

Creemos que las diversas versiones de la Biblia -excepto la Traducción del Nuevo Mundo y el Libro de Mormón- nos ayudan a tener más claridad del sentido bíblico y las palabras o conceptos de difícil estudio quedan más claros con esta ayuda.

Creemos que toda la Palabra de Dios es inspirada por Dios en hombres y mujeres que vivieron en el tiempo de la Biblia, y esta Palabra es útil para corregir, para redargüir, para instruir, a fin de que todo hombre y mujer sea enteramente preparado para buenas obras, y particularmente para continuar con la predicación apostólica del Evangelio de Jesucristo.

Nuestro principio bíblico es que somos "neotestamentarios", ya que interpretamos toda la Biblia desde el Nuevo Testamento, pues pensamos que en Jesús se cumplen todas las profecías, que Jesús es el origen (alfa) y el fin de la Palabra (omega). El Evangelio de Juan nos dice que en el principio estaba Jesús (el verbo) y que él es Dios. Este verbo - Jesús- se hizo hizo carne, es decir, que esta Palabra o logos (Cf. Biblia Jerusalén), o sea, la misma palabra que estaba presente creando en el Génesis es la que se encarnó en Jesús.

Creemos que por esta misma Palabra, todos seremos juzgados.
Creemos que la Palabra nos santifica, y por esta razón debemos procurar leerla y estudiarla cada día, ya que ella nos santifica, así como también nos confronta, alienta, guía, ilumina, renueva, toda vez que la ponemos por obra.

Creemos que no podemos ser oidores solamente de la Biblia - o solo leedores de ella- sino que también debemos ser hacedores de la Palabra (Jesús).

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